El Gol: éxtasis, protesta y celebración



El Gol: éxtasis, protesta y celebración 

 

En el 2012, en la página oficial de la FIFA había una sección llamada “Que se oiga tu voz” en la cual los usuarios registrados podían emitir comentarios sobre cierto tópico. El que me llamó la atención fue un ejercicio de imaginación muy sencillo que me gustaría replicar con usted lector:

Cierre los ojos, visualícese como el futbolista que soñó durante toda su vida y que logra el gol “más trascendental de su carrera profesional”  ahora con esa imagen y antes que se eleve en éxtasis, responda la siguiente pregunta:

¿A quién y cómo dedicarías el gol de tu vida?

 

De las respuestas al tópico, solo recogí dos que me llamaron la atención por su originalidad, un usuario apuntó “Fijo a Dios a mi hermano que falleció y a toda mi familia. La dedicatoria seria simple. Tres golpecitos sobre el corazón”. 

Otro fue más creativo y se sintió un artista, “lo haría simulando como un pintor haciendo retoques a su pintura”. Los demás comentarios rondaban entre apuntar al cielo, dar gracias a Dios, a sus padres, a algún familiar fallecido, al equipo, etc. Otros más lo tomaban contra el rival y crearon escenarios donde llevaban a su equipo o selección a lo más alto. 

El festejar un gol parece algo inminente cuando se toma en cuenta el esfuerzo o la gracia de ser el afortunado en estar en el lugar indicado y el momento ideal. 

 Signo de emoción y expansión 

 

Mucho de lo que comunicamos es transmitido por los gestos y posturas que tomamos más que por las palabras que decimos, una mirada, un movimiento y podemos entender a qué nos enfrentamos. El arquero Gianluigi Buffon reconoció en algún momento que cuando delanteros del calibre de Christian Vieri o Ronaldo lo veían directamente a los ojos ellos le marcarían gol. 

La forma más antigua de celebrar una anotación que pude encontrar viene del levantar los brazos y la cabeza hacia el cielo, expandirse, hacerse grande, poderoso, una demostración de orgullo y ¿Quién no se siente de esa manera después de anotar un gol?

De acuerdo a la profesora de la Universidad de Harvard, Amy Cuddy, es “una expresión de poder, de apertura” y es un gesto reflejado en el reino animal, “esto nos demuestra que tan universales y antiguas son estas expresiones de poder… incluso personas invidentes de nacimiento hacen este gesto cuando ganan en una competencia física”. 

Desde los gestos de Zlatan Ibrahimovic con los brazos extendidos que parece una avioneta con una pinta de tipo duro, o el de Filippo Inzaghi, que cada gol parecía el primero o el último con los brazos abiertos y una expresión de éxtasis. 

Sin embargo, si hay algún italiano que quedó marcado para bien o para mal toda su carrera por la forma de celebrar un gol fue Marco Tardelli, con ese segundo gol de Italia contra Alemania en el Mundial de 1982, en el cual muchos recuerdan el éxtasis con el que corrió. Ese festejo es conocido como “L'urlo di Tardelli” (el grito de Tardelli) como si hablase de una obra de arte clásica. 



“¿A dónde iba? No lo sé, solo me volví loco en ese e momento, era el pináculo de la alegría, mis hijos me dieron alegría pero no es nada como es momento, en el deporte o en la vida, nada se compara con ese momento” aseguró el campeón de España 1982. 

La emoción es contagiosa al verlo correr de esa manera gritando ¡GOL! a todo pulmón mientras uno de sus compañeros intenta alcanzarlo, pero no, Tardelli en ese momento estaba más allá de cualquier cosa en ese estadio, era imposible detenerlo. “Era felicidad, conmoción, como un volcán que explota, en ese momento piensas en las cosas que has hecho en la vida... en tu familia, en tus hermanos, en Italia” declaró el jugador.

Tardelli llegó a un grado de detalle en sus recuerdos durante su festejo que parecía un personaje de cuentos de Jorge Luis Borges “Es un poco como cuando dicen que vas a morir y vuelves a ver toda tu vida: Volví a ver cuando empecé a jugar al fútbol cuando era un niño... en ese momento llegué a una cota a la que cualquier niño querría llegar. Es un recuerdo bellísimo. Espero que le quede a mis hijos...” 

Sea verdad o no si pasó todo eso durante el tiempo que festejó, Tardelli marcó un momento histórico en el futbol. 

Protestas y fascismo 

 

Ante un espectáculo que puede ser visto por tanta gente, el futbol se convierte en un escenario para dar mensajes hacia las personas. Muchos futbolistas aprovecharon el protagonismo que da el anotar un gol para hacer del festejo un llamado a los espectadores. 

En 1938, con Austria anexada a la Alemania bajo las órdenes de Adolf Hittler, se organizó un “partido por la paz” en el que un equipo alemán enfrentaría a los austriacos comandados por Matthias Sindelar, quien después de errar algunos goles en el primer tiempo, decidió salir en el segundo para marcar y festejar de forma burlona frente a los oficiales nazis y durante el año que le quedaría de vida antes de un misterioso suicidio, no ocultó su oposición hacia el nacional socialismo. 

 El primer gol de Adolfo Bautista con la camiseta de las Chivas fue contra Jaguares de Chiapas en el lejano 2004, el “Bofo” festejó con una máscara del Subcomandante Marcos, del EZLN, en territorio chiapaneco.  

En el 2005, cuando fue invitado a participar en un partido amistoso organizado por el Subcomandante Marcos contra el Inter de Milán, el futbolista declaró que le parecía “noble la causa del EZLN de ayudar a la gente de la sierra” al final el partido no se realizó. 


Otros futbolistas aprovecharon para expresar sus opiniones políticas, tal es el caso de Paolo Di Canio, quien anotó en la victoria de la Lazio 3-1 sobre la Roma en el 2005 y se le ocurrió ir a las gradas donde estaba la hinchada de las águilas y hacer un saludo fascista.

El brazo en alto de Di Canio provocó reacciones de los dirigentes de la loba, el entonces Franco Baldini declaró que el futbolista de la Lazio “consiguió con sus gestos privar a su propio equipo de poder celebrar una victoria legítimamente conseguida en el terreno de juego” y consideró que hacía “apología al delito”. 

El entonces ministro de Asuntos Europeos, el conservador Rocco Buttiglione, señaló que el “El deporte debería unir a la gente pero los símbolos de la guerra civil, solo pueden dividir”.
Al parecer la única persona que disfrutó del festejo fue la nieta del dictador Benito Mussolini, Alessandra Mussolini, quien lo consideró como un gesto “hermoso” y dijo que le escribiría a Di Canio una carta de agradecimiento.  

Contra el hincha, el técnico, el rival 

 

Hay goles que sirven como respuestas para declaraciones o acciones previas y pueden reflejar las actitudes que toman algunos al llevar la competencia a un nivel inesperado. Desde pedir silencio a los aficionados rivales, como hacía Raúl, o ponerse las manos en los oídos como señal para escuchar el silencio de los aficionados. 

Luis Suárez en su etapa en el Liverpool enfrentó al Everton, rival de la ciudad entonces dirigido por David Moyes, el técnico declaró antes que el uruguayo era un “piscinero”, Suárez decidió hablar en la cancha y anotó un tanto y dedicó su festejo al técnico escocés al tirarse un clavado enfrente de su área técnica. 

Conocido es el caso de Cuauhtémoc Blanco –quien podría tener su propio espacio en festejos–al anotarle un doblete al Atlas dirigido por Ricardo La Volpe, con quien traía un pique desde hace mucho tiempo, su festejo dedicado al argentino hacer una pose digna de calendario de vulcanizadora. 

Ruud Van Nisterlroy quien después de fallar un penal y aguantar la burla de su rival en un partido de Holanda, cobró su venganza al meter un gol y celebrar delante del jugador, le costó una tarjeta amarilla y que sus compañeros lo separan.

Look at my dab! 

 

El espectáculo y las referencias a la cultura pop no se hacen esperar en las canchas, desde los enmascarados como Sebastián Abreu con una máscara de calavera, o Pierre Aubameyang como el Hombre Araña.

El exhibicionismo se extiende y los futbolistas buscan llamar la atención de una forma u otra forma, Cristiano Ronaldo resalta por sus gestos que parecieran ensayados por momentos, como el que tiene confianza de que va a anotar y solo debe prepararse para salir a escena, para demostrar quién es la estrella. 
 


Bailar está tan asociado con la alegría que Ronaldinho realizaba un carnaval con cada gol, incluso esa vuelta que acababa con una reverencia al público y que pudieron presenciar en el estadio Azteca. 

 Otro paso de baile que cobra fuerza en el futbol es el “dab” más relacionado con el futbol americano y popularizado por el ahora jugador del Manchester United, Paul Pogba, que consiste en cubrir el rostro con un brazo mientras se extiende el otro.  El también Francés Antoine Griezzman, imita un paso del rapero Drake, al simular una llamada por teléfono con sus manos. 

Fe y familia

 

La primera celebración que recuerdo de alguien con un familiar es del brasileño Claudinho con La Piedad, quien después de marcar corría con su hijo ubicado detrás de la portería rival. Otros como Alessandro Florenzi que después de descontar con la Roma corrió a las gradas para saludar a su abuela de 82 años, el italiano no contuvo sus lágrimas al ver a su abuela. 

Desde que la FIFA prohibió quitarse las playeras cada vez es menos frecuente ver quienes se levanten la camiseta para mostrar fotos de sus familiares, otros apuntan hacia el cielo, por sus familiares que los observan o por el dios en quien crean. 


Cracks como Kaká que presumía ser propiedad de Jesús o Kikín Fonseca con su playera de la Virgen de Guadalupe y se convertía en una especie de Juan Diego bailarín enfundado con los colores del Atlante.  Otros más se santiguan, señalan al cielo o se ponen de rodillas para orar. Para volver lo profano en sagrado o incluir lo sagrado en lo profano, cuestión de perspectivas. 

Una señal de gratitud hacia quienes creyeron en ellos antes y les sirve de motor para seguir día a día.
Hay mil y un formas más de festejar, que sería tema aparte hacer una clasificación, sin embargo sigue la pregunta al aire. ¿Cómo celebrarías tú? 

Con información de Four Four Two, Digital Access to Scholarship in Harvard, TED, Canal +, Diario AS, El Siglo de  Torreón,  El Mundo y Marca.

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