Sudáfrica 2010: De los errores (no) se aprende
Sudáfrica 2010: De los errores (no) se aprende
“Argentina suele ubicarnos en nuestro sitio” Juan Villoro
Uno de los detalles que más me gustan del Mundial es que
coincide con el mes que se celebra el Día del Padre, donde creo México puede
felicitar tanto a Alemania como Argentina, al menos hasta que aprendamos a
jugar los partidos decisivos.
A estas alturas ya podía presumir de haber visto a la
selección mexicana varias veces clasificar de fase de grupo y quedarse en
octavos, podría decir que llegaba con menos esperanzas a ver “el quinto
partido” que a pasar la preparatoria sin reprobar nada el último semestre. Igual que cuando repruebas un examen
importante hay frases que son indispensables: “no le entendí”, “no es lo mío”,
“el profe tiene algo contra mí”, “esto ni siquiera lo vamos a usar en la vida”
etc.
Con la selección mexicana también aprendí lo mismo: “Lo
importantes es la dignidad con que el equipo jugó, el deseo de remontar”, “hay
que seguir trabajando”, “se jugó bien, nos sacrificamos mucho pero no alcanzó,
la suerte no estuvo de nuestro lado, no fuimos contundentes adelante” y la
favorita de todos (que a pesar de ser un cliché no quita que tenga algo de
verdad, “esto es fútbol, la suerte
también juega”.
Todas las citas anteriores fueron hechas por los jugadores y
el director técnico de México en el 2010 (Javier Aguirre) pero podrían
aplicarse para cualquier otro partido crucial para la selección. Empiezo a
creer que de los errores no se aprende, solo se dosifica la frecuencia con la
que uno los comete y con quien; el equipo mexicano lo hace con Argentina y
Alemania, los ricos con los paraísos fiscales, la FIFA con Shakira para las
canciones del Mundial, los presidentes con el gobierno de Estados Unidos, los
mexicanos con el “voto útil” y yo con el botón de adjuntar archivo de los
correos electrónicos.
Aunque lo anterior se lee pesimista creo que hay algunos
factores que determinan que una selección de “el salto” y ese mismo Mundial nos
dio una muestra: España era considerada una selección del “eterno ya merito” (o
su equivalente en español de España) y vivía bajo paternidades célebres (Italia
y Francia, al menos las que más recuerdo en Mundiales). Se necesitaron muchos
factores para que lo alcanzara, una buena generación de jugadores, suerte,
trabajo duro y muchos fracasos.
Tal vez el chiste de los errores sea aprender a “sufrirlos”,
como el fuera de lugar que no se marca, un error al pasar que le regala el
balón a los rivales o una marca pobre o…
¡Maldita sea Aguirre el Bofo ni debió entrar en la convocatoria! Es
necesario tener paciencia y corregir con el tiempo que se requiera para
lograrlo; son mínimas las cosas que se pueden aclarar de manera inmediata y
mientras más compleja la situación más tiempo tomará.
La cuestión es si realmente queremos aprender de nuestros
errores, si no vivimos con amor al sabotaje propio, conformes con el resultado
y con lo que se logró. Como diría Juan Villoro “¿por qué hacer las cosas bien
si haciéndolas mal se dan igual?”
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